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Juan Barrón Llorente

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Juan Barrón Llorente nació en el pueblo soriano de Villasayas, perteneciente al partido judicial de Almazán, un 22 de diciembre del año 1879. Vio la luz en el cuartel de la guardia civil en donde su padre Ildefonso, que por aquel entonces tenía el grado de cabo primero, ejercía de comandante del puesto. Sus padres, Ildefonso e Isabel, se conocieron cuando él estaba destinado en el puesto de San Leonardo y se casaron en marzo de 1875. Fue el menor de tres hermanos, ya que antes que él llegaron al mundo José y Sotero.

En Villasayas permanecieron poco tiempo, hasta finales de febrero de 1882. Después vivieron en aquellos lugares a los que su padre fue destinado: San Leonardo, Abejar, Santander, y finalmente, ya de vuelta a la provincia de Soria, Cogollos. Al jubilarse Ildefonso el 31 de enero de 1886 la familia se instaló en el pueblo de su madre, Espeja de San Marcelino. Para entonces Juan tenía seis años recién cumplidos y su padre 48. 

En 1891 Juan comenzó sus estudios de enseñanza secundaria en el Colegio Municipal de Segunda Enseñanza del Burgo de Osma, adscrito al de Soria. En esta villa había funcionado la Pontificia y Real Universidad de Santa Catalina, más conocida como Universidad de Osma entre el año 1550 y el 1841. En esta última fecha la institución se trasladó a Soria capital, pasando a ser el Instituto de Segunda Enseñanza. 

Los estudios generales de segunda enseñanza se realizaban a lo largo de cinco cursos. En el primero se cursaban las asignaturas de latín, castellano, francés, matemáticas, geografía astronómica y física, cuadros de historia de España, caligrafía, dibujo lineal y gimnasia. En el segundo curso, latín, castellano, francés, matemáticas, cuadros de historia de España, historia universal, caligrafía, dibujo geométrico y gimnasia. En el tercer curso, preceptiva literaria, psicología elemental, matemáticas, elementos de física, cuadros de historia natural, dibujo de adorno y paisaje y gimnasia. En el cuarto curso, matemáticas, elementos de física, psicología elemental, derecho usual, elementos de agronomía, dibujo de figura y gimnasia. Y en el quinto curso, elementos de física, elementos de química, cuadros de historia natural, organografía y fisiología humanas, elementos de agronomía y francés. Juan no llegó a completar los estudios pero conservó para el resto de sus días una vasta cultura general y el gusto por la lectura que le llevó a atesorar una cumplida biblioteca en la que no faltaba una edición en dos tomos del Quijote con bellas ilustraciones y en la que destacaba una joya familiar procedente de Espeja, el Libro de los secretos de agricultura, casa de campo, y pastoril de 1717.

El 22 de febrero de 1901 Juan ingresó en la Guardia Civil, procedente del Primer Regimiento de Zapadores Minadores. Fue destinado a la Comandancia de León, al puesto de Valverde-Enrique. El 23 de febrero de 1905 se le comunicó que sería indemnizado económicamente por la perdida de prendas y efectos personales con motivo de un incendio ocurrido en la casa cuartel de Valverde-Enrique, en donde prestaba sus servicios, el 9 de agosto de 1902, al igual que el cabo y sus compañeros Máximo Rey Montes, Juan Antón Baños, Arsenio Carcedo Carcedo y José Simón Pascual.

En 1904 fue destinado al cuartel de La Pola de Gordón, situado en la zona minera de Ciñera - Santa Lucía. El 23 de enero de 1906 se casó en Buiza con Jesusa Suárez Álvarez que era un año mayor que él, y con la que tuvo cuatro hijos, Isaías Ildefonso, Cipriano, Araceli y María Aurora. 


En 1908 se le destinó al puesto de Matallana de Torío. El cuartel se encontraba junto al edificio de la dirección de la Compañía Anglo Hispana, al lado de la vía que conducía a las minas de Villalfeide y a los lavaderos.

Buscando mejores condiciones económicas, en 1910 Juan Barrón dejó la Guardia Civil, al mismo tiempo que otro compañero, para entrar a trabajar en las oficinas de la empresa minera Anglo Hispana. Poco después, aconsejado por un hermano de su mujer que tenía carnicerías en Cuba se trasladó allí para iniciarse en este negocio. Su intención era llevarse a toda la familia cuando tuviese su propia carnicería, pero la úlcera de estómago que ya padecía se le agravó y tuvo que volver a España para recuperar la salud. 

Al no resultar como esperaba la aventura cubana, en 1912 Juan invirtió el dinero que había ahorrado para el viaje de toda la familia en el arriendo de la mina de carbón San José, situada en Orzonaga, junto con otros dos socios, Manuel García y Toribio Rueda. En esta mina trabajaba como vigilante Marcelino Bello Santos, conocido como Marceliano. En total eran unos 30 mineros y en los años de la Primera Guerra Mundial extrajeron mucho carbón.

En aquellos tiempos la familia vivía en Orzonaga cerca de las minas. Muchas casas de éste y de otros pueblos de la montaña tenían en aquella época las cubiertas construidas de paja, lo que constituía un grave peligro en caso de incendio, ya que se transmitía el fuego con gran facilidad de unas a otras. Esto es lo que ocurrió en Orzonaga el 3 de julio de 1912, un viento muy fuerte propagó el incendio y ardieron 32 casas ocupadas por obreros de las minas. Se registraron escenas desoladoras. Las familias damnificadas por el siniestro se agrupaban en la calle, ofreciendo un cuadro tristísimo. Resultaron inútiles cuantos esfuerzos realizaron las autoridades y el vecindario para salvar los muebles, pues la carencia de medios impidió dominar el siniestro. Poco después, el 1 de agosto del mismo año ocurrió una desgracia similar en La Valvueva, en donde ardieron ocho casas, un hombre que dormía en el pajar en donde se inició el fuego murió por asfixia y otros dos vecinos resaltaron con heridas graves a causa de haberles caído encima los escombros de una pared que se derrumbó. Igualmente muchas familias quedaron en la mayor miseria. Para aliviar en alguna medida tanta desgracia en León y Matallana de Torio abrió una suscripción, que encabezaba Fernando Merino Villarino, político liberal casado con una hija de Práxedes Mateo Sagasta, a la que se concedió el condado de Sagasta, aunque él era también conocido por éste título de conde de Sagasta, con 100 pesetas.

Juan al igual que otros propietarios mineros de la zona sintió la necesidad de disponer de un arma de fuego con la que defenderse de posibles robos o agresiones motivadas por desavenencias con socios u obreros y uno de los medios para ello era disponer de una licencia de caza, por lo que el lunes 15 de septiembre de 1913 solicitó una y compró una escopeta. Ese mismo año enfermó y murió Jesusa a la edad de 35 años. Desde que se comenzó a encontrar mal contó con la ayuda de su hermana Sofía Suarez, pero ella misma era una mujer de poca salud, con problemas de corazón y obesidad, por lo que no podía hacer grandes esfuerzos. 

La muerte de Jesusa hizo necesaria la ayuda de alguien en la casa, para el cuidado de los cuatro pequeños huérfanos, todos ellos menores de siete años. A este cometido se dedicó Aurora Bello Santos, que por aquel entonces tenía 16 años, había trabajado en una fonda en La Casilla, en Bilbao, y en ese momento trabajaba en los comedores de la Compañía Minera Anglo-Hispana, en la que también trabajaba su hermano Angel Bello, en la lampistería. Ya se sabe que  que el roce hace el cariño, poco tiempo más tarde Juan, que para entonces tenía 34 años, y Aurora se casaron y con los años trajeron al mundo a otros seis hijos. 

En 1916 la familia se trasladó al Barrio de la Estación buscando más comodidades. En Orzonaga Aurora, que había conocido la luz eléctrica y el agua corriente en su estancia en Bilbao, se encontraba a disgusto. Alquilaron una casa frente a la estación del Ferrocarril de La Robla y abrieron cantina y fonda, que era para lo lo que se había construido el edificio a finales del siglo XIX al llegar el tren al distrito minero.

En 1917 surgieron diferencias con el resto de socios y Juan dejó la empresa, que siguió en manos de sus antiguos socios, a los que se les unió Ricardo Tascón. Estos intentaron comprar la concesión a sus propietarios vascos aprovechando que Toribio Rueda había trabajado para ellos como ingeniero. 

Al verse obligado a abandonar la mina San José, Juan se buscó otros socios mineros de la zona, José Oricheta y los conocidos como los Patas de Serrilla. Juntos arrendaron la mina Mercedes en Orzonaga, debiendo desplazarse a Bilbao para firmar las escrituras de los contratos de arrendamiento con su propietario la Sociedad Larrañaga y Compañía. Para esta mina se llevó consigo a su cuñado Marceliano para realizar las mismas labores que llevaba a cabo en la mina San José y para poder apoyarse en un hombre de confianza que a la vez era familiar y amigo.

En la fonda familiar paraban a dormir algunos viajeros de los que llegaban en tren o habían de tomarlo para ir a otra parte. Algunos de estos eran los ingenieros que visitaban la zona para demarcar e inspeccionar las minas, incluso los ingenieros franceses de la Anglo-hispana. También guardaban allí los caballos sobre los que cargaban los teodolitos y brújulas propios de sus trabajos. 

En la mina Mercedes se había extraído ya todo el carbón por encima del nivel de aguas, es decir por encima de la boca de la galería de acceso, por lo que la explotación se realizaba mediante un pozo plano con un sistema de dos vías para vagonetas, en el que mientras una subía, otra bajaba. El cable que subía y bajaba las vagonetas lo movía un tambor con un malacate y una mula. Al no tener el agua una salida natural y no disponer de bombas para extraerla la mina se desaguaba mediante una vagoneta de madera similar a las utilizadas para sacar el carbón pero revestida en su interior de forma que no tuviera rendijas por donde se escapara el agua. Para sacar el agua se hacía descender la vagoneta hasta el final del pozo plano, en donde se acumulaba el agua que manaba de la mina. Al llegar al nivel inferior del pozo el agua empujaba la puerta oscilante de la vagoneta hacia adentro, la abría y llenaba todo. Al subir la vagoneta, el agua que había entrado en la misma, cerraba la puerta automáticamente encerrando adentro el agua. 

Este sistema de achicar el agua no daba abasto en tiempos de lluvia, por lo que acabó montándose una máquina de vapor para accionar una bomba en el interior y sustituir la mula en el malacate. Dada la longitud del pozo plano y de la tubería de vapor, éste al llegar a la bomba ya se había enfriado y no era capaz de hacerla funcionar en condiciones. La máquina de vapor la montó el padre del conocido Gavilla de Naredo, para lo que construyó una rudimentaria chimenea con tablas de madera. 

El miércoles 30 de mayo de 1923 se inauguró el ferrocarril de León a Matallana, que ponía en comunicación directa a León con Bilbao. El acto constituyó un verdadero acontecimiento, asistiendo las autoridades civiles, militares y eclesiásticas y el Consejo de Administración de la Compañía de los Ferrocarriles de la Robla. El obispo bendijo el tren que salió para Matallana con numerosos invitados, entre los que figuraban representantes de la Prensa bilbaina y leonesa, presenciando un enorme gentío la salida del tren. En Matallana fueron obsequiados los invitados con un lunch, y al regreso, en León, se celebró un gran banquete, pronunciándose brindis en términos de fraternidad entre las dos ciudades de Bilbao y León. El servicio regular de viajeros comenzó al día siguiente.

El 12 de enero de 1924 Marcelo Rodríguez, alcalde de Matallana de Torío, firmaba su último acta como tal dando cuenta del robo de dos caballos en los prados del vecino de Robles de la Va!cueva, Nicanor Díez.

Poco tiempo después, el 8 de marzo de 1924, se promulgó el Estatuto Municipal con la pretendida intención de regenerar la vida municipal para descuajar el caciquismo, pero el Estatuto no se llegó a aplicar porque las prometidas elecciones nunca se celebraron y los concejales y los alcaldes fueron nombrados por los gobernadores civiles, a su vez designados por el Directorio militar, convirtiéndolos así en un apéndice de la Unión Patriótica, el partido único de la Dictadura de Primo de Rivera. En la cantina de Juan y Aurora se celebraron algunos mítines en aquella época, en los que los oradores hablaban a los congregados desde el corredor del primer piso.

Así es como llegó Juan a ser alcalde de Matallana de Torío. Ejerciendo su cargo, el 28 de mayo estampó su firma en una comunicación que declaraba vacante la plaza de Veterinario municipal, dotada con el sueldo anual de 365 pesetas, cobradas por trimestres vencidos. El agraciado, además de las obligaciones de su cargo, debía residir en el municipio. En el Boletín Oficial de la Provincia de León su nombre apareció como Juan Barrios.

Con el mismo nombre de Juan Barrios firmó el acta del 17 de julio dando a conocer las vacantes de Recaudador Depositario de los fondos del Municipio, dotada con el haber de 525 pesetas al año, debiendo en su caso pagar la fianza si fuesen nombrados y de Farmacéutico titular, dotada con el sueldo anual de quinientas pesetas cobradas por trimestres vencidos. El agraciado tenía que suministrar a los pobres de la beneficencia los medicamentos, a precio de la tarifa oficial. El 17 de noviembre se hizo público el presupuesto extraordinario de Ingresos y gastos para sufragar los que había de originar la construcción de la Casa Consistorial. 

A partir del 18 de diciembre en que se daba cuenta de la desaparición de Benjamín Díez Suárez, de 21 años de edad, comunicada por su padre, José Díez Láiz, vecino da La Valcueva, ignorándose su paradero, el alcalde ya firmaba como Juan Barrón.

El 27 de diciembre, en virtud de lo acordado por la Comisión municipal permanente se sacó a concurso la construcción del edificio destinado a Casa Consistorial, en esqueleto, y la carpintería de puertas y ventanas. El plano da la obra, condiciones y demás, quedaban depositados en la Secretaría municipal a disposición de los concursantes. Se podían presentar proposiciones en pliegos cerrados y lacrados, sirviendo de tipo la cantidad de dieciocho mil ochenta y una pesetas y cincuenta céntimos, debiendo depositar el 5 por 100 del tipo referido, en concepto de fianza provisional, para tomar parte en el acto y completar ésta hasta el 10 por 100 del valor de la adjudicación, el que resulte adjudicatario. El Secretario en ese momento era Alfonso Villar. En el mismo acta se incluyó la desaparición de dos jóvenes, uno era Eduardo Gutiérrez Piedra, de 21 años, que se hallaba en la Escuela Militar, según comunicaba Julián Gutierrez, vecino de Matallana, desaparecido el 15 de noviembre y que se sospechaba había huido a Portugal. La otra desaparición la comunicaba Severiana González, vecina de Serrilla, según la cual el día 5 de diciembre desapareció de su domicilio su hijo Indalecio Alonso González, de 21 años.

El 5 de enero de 1925 el vecino de Matallana, Manuel Tascón, comunicó que el día 16 del pasado mes de diciembre desapareció de su domicilio, su hijo Antonio Tascón Canseco, de 21 años, ignorando su paradero. 

El 10 de febrero se anunciaba al público la subasta relativa al arriendo del arbitrio de bebidas y alcoholes por el plazo de quince meses, bajo el tipo de 12.0000 pesetas. Las proposiciones se habían de presentar acompañadas de la cédula del licitador y el resguardo acreditativo de haber constituido en la Depositaría municipal o en la Caja general de Depósitos, o sus sucursales el 5 por 100 del tipo de subasta, o sea la cantidad de 600 pesetas, en concepto de fianza o depósito provisional para tomar parto en dicho acto, cuyo depósito debería completar el que resultase adjudicatario, hasta el 20 por 100 de la cantidad importe del remate. 

El 30 de abril se publicó el Presupuesto municipal del Ayuntamiento de Matallana con un importe total de 32.662 pesetas, siendo su censo de 2.778 habitantes.

El 22 de abril el vecino de La Valcueva, Gerardo Gómez, comunicaba a la Alcaldía que el día 2 de abril desapareció de su domicilio su hijo Francisco Gómez López, de 17 años de edad. Se rogaba su busca y captura. 

Uno de los clientes de la mina Mercedes era una empresa que tenía fábricas de ladrillos en Palencia y Valladolid, y hasta allí se enviaba el carbón de Orzonaga. Parece ser que se trataba de ladrillos de gran calidad lo que motivó la compra de una gran partida de estos para llevar a cabo la construcción de la nueva Casa Consistorial de Matallana de Torío.

En abril de 1925 Juan, ilusionado como estaba con su actividad como gestor municipal, se presentó a la oposición a plazas de Secretarios de Ayuntamiento de la segunda categoría, aunque no llegó a aprobar.

El 1.° de octubre se aprobó el presupuesto extraordinario para la continuación de las obras de la Casa Consistorial. El 2 de octubre la vecina de Serrilla, Adela Tascón, comunicó que el día 8 de septiembre último desapareció de su casa su hijo Herminio Robles Tascón, de 21 años, ignorando su paradero. Lo que se anunciaba para su busca y captura. 

El 9 de diciembre el alcalde, que volvía a firmar como Juan Barrios, daba cuenta de que el vecino de Villalfeide, Fernando González Gutiérrez, participó a la Alcaldía, que durante la noche del día 4 de diciembre, desapareció del puerto del referido pueblo un caballo de su propiedad. 

El 12 de diciembre el alcalde que ahora firmaba como Juan Barrio, comunicaba que la vecina de Serrilla, Adela Tascón, había participado a la Alcaldía que en el día 3 de diciembre, desapareció del pasto del pueblo, un pollino, de su propiedad.

El 28 de enero de 1926 el alcalde, que volvió a rubricar como Juan Barrón, firmó su último acta, con lo que finalizaba su primera etapa como alcalde comunicando la desaparición de los mozos José Láiz Gutiérrez, hijo de Julián y Engracia; Landelino Suárez Causeco, de Victorino y Manuela; Manuel González Canseco, de Francisco y Gregoria; Geminiano Gutiérrez González, de Enrique y Petra; Eustaquio del Ganso Soto, de Remigio y Maria, naturales del término de Matallana, comprendidos en el alistamiento del año actual, advirtiendo a los mismos, a sus padres tutores, parientes, amos o personas de quien dependieran, que debían comparecer.

En el  mes de Abril de 1927 Juan pagó 417,85 pesetas para la Caja de Combustibles del Estado por la producción de carbón de su mina. Para poder comparar lo que podría suponer este volumen de producción puede servir el hecho de que en el mismo periodo 
Hulleras de Sabero y Anexas, S. A. pagó 19.261,51 pesetas, Dionisio González Miranda  11.226,70, la Compañía Minera Anglo-Hispana 2.188,08 y la Sociedad Hullera Vasco Leonesa 23.143,86.

Un personaje de origen montañés y buen ejemplo de lo que era la Unión Patriótica durante la dictadura de Primo de Rivera era Miguel Canseco. En palabras de una memoria del partido único de 1 de mayo de 1927, nació éste en Busdongo el 26 de octubre de 1876. Quince años más tarde acabó el bachillerato, y al cumplir los veintiuno aprobaba su tesis doctoral en la facultad de Derecho, de la Universidad de Deusto. Cultivó la amistad con Gumersindo de Azcárate y Eduardo Dato, a quienes apoyó en León. Con el tiempo llegó a ser Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica, Vicecónsul de Inglaterra, Presidente Local de la Exposición de Turismo en Londres y de la Exposición del Traje y colaboró con López Moran en la importante obra Derecho consuetudinario y Economía popular de la provincia de León. En cuanto a su actividad económica, fue fundador, director, iniciador o consejero de innumerables compañías, entre ellas de la mina de hulla La Carmonda, de la Sociedad Canseco, Blanco y González (salto de agua en Moreda de Asturias), de León Industrial (electricidad y aguas), de las Sociedades Hornaguera, Antracitas de Brañuelas, Hulleras de Arbas, Hulleras de Carrocera, Hulleras de Valdesamario, Unión de Mineros, Sindicato Minero Leonés, etc. Fue iniciador y Consejero del Banco Urquijo en León; iniciador y constructor del Ferrocarril León-Matallana, y de la doble vía Palencia Palanquinos, de la Compañía del Norte; Constructor de la Estación de Clasificación Norte, en León, Vicepresidente de la Cámara Minera de León y de la Cámara de Comercio. Era Abogado de la Compañía de los Ferrocarriles de la Robla, y había plantado en la provincia de León más de 300.000 árboles. Fue durante seis años Director del Hospicio de León. Por todo ello fue el primer Presidente de Unión Patriótica en la provincia, cabo de Somatén en el partido de León, y Consejero y Vocal de la Comisión Gestora de la Editorial La Nación. El General Primo de Rivera le nombró Vocal del Consejo Supremo de los Siete; es decir, del Comité Central de Uniones Patrióticas.



El 16 de Abril de 1931 el Gobernador civil, Publio Suárez Uriarte, manifestaba:

En nombre del pueblo de León, cuya representación asumo en este momento, tengo el
alto honor de anunciar a todos los ciudadanos que, el dia 14 del actual, ha quedado proclamada la REPÚBLICA en toda España, por aclamación entusiástica y en medio de un orden, serenidad y generoso espíritu que patentizan la clara civilidad y arraigada cultura
de la democracia española.

En estos momentos de organización del nuevo régimen, fruto magnífico del anhelo popular, espero de todas las autoridades y de todos los ciudadanos de la provincia la cooperación reflexiva y abnegada que consiste en obrar con prudencia y en esperar con firme confianza.


El 14 de Mayo de 1931 el Gobernador Civil, Matías Peñalba Alonso de Ojeda, publicó el siguiente bando:

AL PUEBLO DE LEÓN

La insensata actitud de elementos monárquicos de Madrid, tan fielmente secundada por los de otras poblaciones, y aprovechada con tanta rapidez por núcleos extremistas, que el hecho induce a pensar en un acuerdo previo, con fines de perturbar la estabilidad del nuevo régimen, ha producido un estado de alarma que ofrece manifiesta desproporción con los riesgos efectivos. La República, sostenida, por los republicanos y por las casas del pueblo, organizaciones socialistas y ciudadanas no afectadas de vesania monárquica o delirio anarquizante; es un régimen puro en su origen, justo en sus propósitos, y el único que en este momento puede ofrecer garantías de paz pública y de legítima
representación del Estado.

Afirmarlo y protegerlo es el primer deber, y la conveniencia primordial de todos. Defenderlo y defender con él los derechos comunes, es la misión de las autoridades que todas procuramos cumplir. Se lo probará a los leoneses la frustración del reprobable intento de incendiar el Convento de Franciscanos rápidamente evitado anoche, y no reproducido en ningún otro punto de la ciudad.

Por ello pido a los ciudadanos serenidad, y confianza en que las autoridades vigilamos ahincadamente velando por la segundad de todos, y también que colaboren con su intervención activa a evitar desafueros si se intentaran.


En las elecciones municipales celebradas el 31 de mayo de 1931, dado que las anteriores habían sido impugnadas, en Matallana de Torío triunfaron los republicanosocialistas. El 13 de Agosto el alcalde Teodoro Rodríguez firmó el acta en el que se establecían las modificaciones al presupuesto municipal.


En 1934 la mina Mercedes explotada por Juan se extrajo 300 toneladas. En el mismo periodo Valle y Díez en sus minas Collín, Bardaya y Picalín produjeron 48.700  toneladas, 
Alfonso Peña y Vea Murguía en la mina Carmonda 20.100, Antonio Amilivia en la mina El Oro 6.500 y Manuel García en la mina San José 6.000, es decir 20 veces más que su antiguo socio. Estas 300 toneladas de la mina Mercedes suponían unas 30 toneladas mensuales, unos tres vagones de 10 toneladas.

Su hijo, Juan Barrón Bello, recordaba como en la huelga revolucionaria de octubre de 1934, estando él en la mina llegó un piquete para que parasen la actividad, a lo que él alegó que no tenía que hacer huelga ya que no era un trabajador sino el hijo del dueño, aunque no debió convencerles ya que tuvo que meterse adentro hacia el pozo para evitar la reacción airada del piquete. En esa fecha él tendría unos 14 años.

Ante las dificultades de achique y el estrecho grosor de las capas de carbón encontradas, la empresa tuvo grandes dificultades económicas que llevaron a la entrada de más socios en la sociedad y al cierre definitivo de la mina Mercedes.

Juan también fue alcalde de Matallana de Torío durante la Guerra Civil. Matallana era uno de los núcleos de la cuenca minera, y por tanto, obrera, frentepopulista y revolucionaria. En los primeros días del golpe de estado los militares y la Guardia Civil de los diferentes puestos de la montaña se replegaron y se concentraron en León capital. Una vez asegurado el control de la ciudad por las fuerzas sublevadas, en los días sucesivos éstas trataron de controlar el norte de la provincia. Su hijo Juan Barrón Bello en los primeros días de la sublevación alarmado por la incertidumbre y el desconcierto, se echó al monte junto con otros jóvenes pertrechados con una hogaza de pan y unas latas de sardinas. Estando ellos en un descampado, desde una avioneta que sobrevolaba la zona les dispararon con una pistola ametralladora, sin mayores consecuencias para nadie. 

Durante los últimos días de julio de 1936 el coronel Vicente Lafuente Baleztena al mando de tres columnas avanzó hacia el norte de León por La Magdalena, La Robla y Matallana.  Cerca ya los militares de Robles de la Valcueva fueron avistados por unos vecinos de Pardavé que se dirigieron asustados a la fonda de Juan y Aurora. Juan les intentó tranquilizar diciéndoles que no había nada que temer, que ellos no habían hecho nada, sin duda se refería al hecho de no haber participado en la revolución del 34, o en alguna candidatura del Frente Popular. Es muy probable que acabaran muchos de ellos yendo a recibir a los soldados que subían por la carretera. Por supuesto los militantes de las organizaciones sindicales y de los partidos de izquierda no esperaron al coronel y muchos pueblos como Orzonaga y casi todos los del Valle Fenar quedaron deshabitados. Los militares necesitaban nombrar un alcalde para sustituir al republicano y Juan ya había sido alcalde durante la dictadura de Primo de Rivera. Los propietarios mineros más influyentes dieron un paso atrás a la espera de acontecimientos, pues el pueblo estaba en la misma línea del frente hasta el derrumbamiento del Frente Norte y no era cosa de arriesgarse a perder la posición y quizás la vida. 

El 1 de agosto de 1936 quedó consolidado el frente a la altura de la linea Posada de Valdeón - Soto de Sajambre - Puerto de Tarna - Puebla de Lillo - Boñar - La Vecilla - Estación de Matallana - La Robla - La Magdalena - San Pedro de Luna (localidad hoy desaparecida bajo las aguas del pantano de Luna)- San Emiliano. Quedó de esta forma dividida en dos zonas la provincia de León, la mayor parte bajo el control de los sublevados, y una pequeña franja al norte que incluía la montaña central leonesa bajo el control de la República.

El 15 de agosto se celebró la tradicional romería de Boínas en Robles de la Valcueva, pero con la ermita parcialmente quemada por los mineros republicanos en su repliegue hacia el norte, se tuvo que oficiar una misa de campaña en un altar improvisado en la pradera.

Aunque inicialmente en el bando sublevado se continuó usando como bandera la tricolor republicana, el 29 de agosto de 1936 se restableció oficialmente el uso de la bandera rojigualda anterior a 1931. A propósito de este hecho, y referida a Matallana de Torío, en el Diario de León del 5 de septiembre de 1936 se publicó la siguiente nota de prensa:

"A las once de la mañana se izó el día primero la bandera nacional en el balcón central del Ayuntamiento, rindiendo honores una sección de la tercera compañía del segundo Batallón del Regimiento de Burgos, con las fuerzas de la Guardia civil y de Falange, francas de servicio.

Leyó una patriótica alocución el alcalde señor Barrón, que terminó con vivas a España, el Ejército, la Guardia Civil y milicias, siendo contestado con delirante entusiasmo.

A continuación fue el desfile, siendo todas las fuerzas muy aplaudidas y vitoreadas. Fueron luego obsequiadas con un extraordinario por el Ayuntamiento, reinando en todos estos actos el mayor entusiasmo y cordialidad."

La linea del frente en la provincia de León se mantuvo prácticamente sin cambios por algo más de un año, hasta que en la ofensiva que aconteció entre el 9 y el 22 de septiembre de 1937 se derrumbó la resistencia republicana y cayó Asturias, desapareciendo el frente del norte.

En el Boletín Oficial de la Provincia de León se publicó el acta del pleno municipal del 1.° de Octubre de 1936, dedicado a la confección del padrón de vehículos automóviles para 1937, Juan firmó como Inocencio Barrón. Difícilmente pudo ser un error del secretario, por lo que sugiere una velada crítica a los abusos que posiblemente se estaban cometiendo por parte de los caciques locales relacionados o no con Falange.

El 20 de diciembre de 1936 el primer tren especial de Cistierna a La Robla con una doble tracción de locomotoras americanas números 41 y 45 descarriló en el kilómetro 15,980 , cerca de La Valcueva, como consecuencia de la retirada del raíl exterior de la curva por miembros del ejército republicano. La máquina 41 que iba delante, cayó al talud y su tender atravesado en la vía. Murieron el maquinista y fogonero de esta máquina. La máquina 45 quedó atravesada en la vía y ocho vagones amontonados tras de ella, entre los que apareció un guardafrenos muerto. El resto de 12 vagones quedó en la vía sin descarrilar.



El 28 de julio de 1937 se coloca una placa en el Barrio Estación para dedicar esta calle a José Antonio Primo de Rivera. Celebró la misa de campaña en medio de frondosos árboles y en las márgenes de las perfumadas riberas del Torio, el capellán de las fuerzas que guarnecían este frente. Camisas Azules, Infantería, Artillería y Guardia Civil formaban frente al altar. En el centro, el comandante de Pardavé, Elías Gallegos, acompañado del capitán-comandante de la plaza, Rafael Álvarez Crespo, capitán de Artillería, oficiales del Ejército, brigada de la Guardia Civil y Jefes de la Falange, de la Paz y Outomuro. El Ayuntamiento se halla representado por su alcalde Juan Barrón, tenientes de alcalde, concejales y secretario. Entre el público estaba el médico Adolfo Sarabía, el consejero de la antigua Anglo-Hispana, Luciano del Valle, y una nutrida representación de la Juventud Católica Femenina de Robles y y del Barrio de la Estación.  A continuación desfilaron las fuerzas ante las autoridades y en el cuartel de la Centuria se disolvió la manifestación, donde fueron obsequiadas las fuerzas y autoridades por los camaradas de la Falange. 

El 3 de agosto de 1937 se procedió en Matallana a la entrega y bendición de las Banderas de la 16 Centuria de Falange Española Tradicionalista. Fue portadora de la bandera la camarada de León, Angelines Diez Robles y fue entregada por la camarada Rosario García. Agradeció la entrega el Jefe de la Centuria, Rafael Outomuro. El comandante Gómez Seco pronunció su arenga militar. El jefe local de Astorga estaba acompañado del Alcalde de Astorga, para felicitar a los falangistas maragatos que nutren la centuria. El comandante Gallego, que mandaba el Batallón del Regimiento de Burgos allí destacado. Un Capellán del mismo Batallón bendijo las banderas. Desfilaron después las fuerzas. Aparte de la Centuria, lo hicieron una Compañía del Batallón de Burgos, núm. 31 y la Guardia Civil que no tenía otros servicios. Las bandas de cornetas, tambores y música de Milicias, que dirigía el camarada Odón Alonso, dieron el toque final. Después... rancho extraordinario y animadísimo baile, en el que confraternizaron con legítima camaradería, soldados, falangistas y pueblo sano. 



Juan falleció en Matallana de Torío el 28 de enero de 1949 a los 69 años de edad. 





















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