León cuenta con hijos de talento y de iniciativas para realizar sus fines industriales, no cabe dudarlo; y el ejemplo lo ha dado D. Miguel Canseco con la fundación de la Sociedad «León Industrial» (S. A.) hidroeléctrica, a la que han concurrido, unidos a los leoneses, los capitales bilbaínos y asturianos, con esa confianza que inspira la seguridad en el negocio, por la moralidad del que lo propone.
La casa de máquinas es un elegante «chalet», de construcción esmerada, y que acredita al arquitecto bilbaíno y secretario de la Sociedad, don Federico Ugalde. En la planta baja se destinó uno de sus cuerpos a sala de máquinas, y en él se hallan emplazadas dos gigantescas turbinas de espiral, dobles, con eje horizontal, que admiten cada una 2.500 litros por segundo y producen 1.176 caballos; funcionan en silencio, obedeciendo a reguladores automáticos de mano y movidos por electromotor desde el cuadro de distribución; el eje de las turbinas va unido al eje de los alternadores o generadores de la corriente alterna trifásica, con una potencia de 420 kilo-volts-amperios, tensión de 1.000 voltios, con 500 revoluciones por minuto y frecuencia dé 50 periodos. Al eje de cada alternador va unida la excitatriz, con una potencia de seis y siete kilovatios, y las resistencias del campo magnético van colocadas detrás del cuadro dé distribución, movidas cada una por rueda de mano. Los dos grupos pueden funcionar juntos o separadamente. Para el montaje de la maquinaria, en el amplio salón en que funciona, se colocó una potente grúa, con un carrogato dé doble movimiento.
He aquí cuanto se refiere a la descripción, á vuela pluma, de esa obra importantísima llevada a cabo por D. Miguel Canseco, y llamada a causar una verdadera revolución en los elementos productivos del país.
P. De A.